Según Gardner los
seres humanos tienen inteligencias particulares en virtud de los contenidos de
información que existen en el mundo: información numérica, información
espacial, información acerca de otras personas. (Gardner, 1993, pág. 11) Por tanto, la
creencia tradicional de que ciertas capacidades humanas sean consideradas
inteligencia mientras otras no, en la que se basa el sistema educativo
occidental, no tiene en cuenta el desarrollo de algunas capacidades humanas que
son difíciles de evaluar. Por ejemplo, en una prueba de inteligencia se puede
predecir la capacidad personal para manejar cuestiones escolares, aunque poco predice acerca del éxito en la
vida futura. (Gardner,
1993, pág. 20)
Por lo que es razonable pensar que el sistema educativo, únicamente se ha
preocupado en desarrollar aquellas áreas fácilmente evaluables mediante pruebas
cuantitativas. Nuestro autor cree que debido
a que los psicólogos y los biólogos habitan en distintos ámbitos, la tarea de
ordenar la biología para explicar la inteligencia humana apenas ha empezado. (Gardner,
1993, pág. 39)
En las últimas décadas, se han realizado muchos avances en el conocimiento del
cerebro humano y de qué partes están implicadas en el desarrollo de las
capacidades intelectuales.
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Pizza de las Inteligencias Múltiples (Armstrong, 2012, pág. 73) |
Desde finales del Siglo XX y a comienzos del presente siglo,
se está produciendo una revolución paradigmática a cerca del concepto de
inteligencia. Gardner atribuye este cambio a la influencia de especialistas que
no pertenecen a la psicología como los antropólogos, que han denunciado la estrecha visión que tiene Occidente de la
inteligencia. (Gardner, 2011, pág. 24) Los neurocientíficos han
demostrado que el cerebro es un órgano con partes muy diferenciadas, en el que
existen una serie de capacidades específicas, que están vinculadas con una
serie de redes neuronales concretas. El propio Gardner revisó su teoría y añadió
a las inteligencias que él mismo ya había descrito anteriormente, una nueva,
llamada inteligencia naturalista, descrita como aquella facultad de reconocer y clasificar las numerosas especies de flora y
fauna del entorno. También incluye la sensibilidad hacia otros fenómenos
naturales (formaciones de nubes y montañas) y, en el caso de los individuos
criados en un entorno urbano, la capacidad de distinguir formas inanimadas como
coches, zapatillas deportivas o cubiertas de discos compactos. (Armstrong, 2012, pág. 13)
Como puede verse en la tabla, las
etapas de desarrollo de cada tipo de inteligencia se produce de manera flexible
entre los individuos, así es posible que se esté exigiendo demasiado a alumnos
que todavía no han alcanzado el momento madurativo o demasiado poco a aquellos
que pudieran ser más precoces. También es posible que un individuo haya
madurado más un tipo de inteligencia que otro y que por lo tanto, en un área se
le exija demasiado y en otra demasiado poco. Así pues, es importante, tener en
cuenta las experiencias cristalizadoras y las paralizantes que pueden influir en
los niños. Estos momentos son cruciales y se producen generalmente durante la
primera infancia, pero también se pueden dar en otras etapas de la vida. Es
importante fomentar vivencias cristalizadoras, es decir aquellas que “abren
inteligencias” y que facilitan su desarrollo. Por otra parte, se deben evitar
al máximo las experiencias paralizantes, ya que perjudican el crecimiento
intelectual. Por ejemplo cuando castigamos a un niño o niña a realizar una
tarea cotidiana como sacar a pasear al perro, el hecho de que la tarea suponga
un castigo, puede desarrollar un sentimiento negativo hacia la actividad del
paseo. Esto sería una experiencia paralizante, ya que el paseo con la mascota
no debe ser un castigo si no algo agradable. Un modelo educativo basado en las IM abre la puerta a una amplia gama
de actividades que pueden ayudarnos a desarrollar inteligencias descuidadas,
activar las inteligencias poco desarrolladas o paralizadas y a mejorar el
rendimiento en las inteligencias ya desarrolladas. (Armstrong,
2012, pág. 45)
Lo realmente interesante de la aplicación de esta teoría es
que permite acercar un contenido concreto desde el máximo de inteligencias
posibles. Por ejemplo, para trabajar un contenido concreto en el que predomina
una inteligencia determinada, como la suma, en el que la inteligencia
lógico-matemática es la predominante. Se puede utilizar además del código
numérico, otros códigos pertenecientes a otras inteligencias, como por ejemplo
asignar colores a las partes de la suma (inteligencia espacial) y utilizar los dedos
para sumar (inteligencia corporal). De esta manera acercamos mediante tres
códigos diferentes un contenido específico, para aumentar la posibilidad de que
pueda ser comprendido por el alumnado y ayudar a desarrollar la inteligencia
matemática a través de otras inteligencias que puedan estar más asumidas por
los sujetos.
Se ha elaborado una tabla con el objetivo de exponer de
forma general, breve y comprensible las etapas de maduración de cada tipo de
inteligencia, las partes cerebrales que intervienen y sus símbolos o códigos en
base a la teoría de Gardner, para que los profesionales de la educación puedan
diseñar sus propias actividades, en base a la teoría de
las IM. Gracias a este cuadro podemos diseñar actividades adecuadas a los
momentos de maduración del niño y también tener en cuenta si hemos introducido
realmente en la actividad, elementos que trabajen distintas inteligencias; es
decir, si hemos utilizado diferentes sistemas de símbolos pertenecientes a
diferentes tipos de inteligencia; pues ahí radica la clave de la aplicación
didáctica de esta teoría educativa.
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