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Blog elaborado por Olga Donaire
Pedagoga y psicopedagoga

jueves, 13 de octubre de 2016

Carta abierta al Youtuber Wismichu.

Reconozco abiertamente que soy consumidora de contenidos de entretenimiento en la plataforma YouTube. Me parece una forma alternativa de entretenimiento, y simplemente me divierte. Pues bien hace unos días YouTube me recomendaba ver un video de Wismichu a pesar de que no soy suscriptora de su canal. Y ayer, finalmente me decidí a verlo. Ya que me aburría y hacía días que ese video rondaba por las recomendaciones. El video en sí se llama “El psicólogo loco”. Hasta ahí todo correcto.

Al iniciar el video descubrí que de quien trataba era sobre el psicólogo Rafael Santandreu. Del cual he leído alguno de sus libros sobre psicología cognitiva. El tema en cuestión es que dicho psicólogo había hecho una colaboración en un programa televisivo en la 2. Y este chico decidió comentar la entrevista desde su absoluta ignorancia. Y es que como  dice el dicho popular “la ignorancia es lo más atrevido que hay”.

Lógicamente este chico no tiene ni idea de psicología. Pero se atreve a comentar sobre el tema. Sin entender para nada el verdadero mensaje del psicólogo, este chico se dedica a tergiversar, sacar de contexto sus frases y manipular completamente el contenido.

Con el permiso de Rafael quisiera compartir un extracto de su libro titulado Las gafas de la felicidad.


El indigente faltón: 

-        Imagina que ahora salimos de aquí para irnos a casa y cuando estamos en la calle, en la acera de enfrente, vemos a un indigente alcohólico tirado en el suelo. Está en muy malas condiciones: va sucio y sostiene un cartón de vino barato. Imagina que cuando nos ve pasar por el otro lado de la calle, grita desde la distancia: << ¡Vosotros dos: maricones! ¡Sois unos pedazos de pijos maricones!>>. ¿Tú qué crees que haremos nosotros?

-        Pues irnos al metro y punto – me suelen contestar.

-        No nos afectan las locuras de ese hombre, ¿verdad? – insisto.

-        No, no. Está claro.

-        Pues por esa misma razón no tienen por qué afectarnos los insultos de nadie: se trata siempre de <sus> locuras que, además, no tienen ningún sentido – aclaro.

-        ¡Pero ese ejemplo está muy claro! Es evidente para todo el mundo – suelen replicar.

-        No te creas. Yo he conocido gente (chicos violentos sin educación) que me dicen que ellos le callarían la boca al borracho porque ¡les ha insultado! Además, suelen  argumentar que << si dejas que te pisen una vez, te pisará siempre todo el mundo>>. Pero se equivocan: ¿Quién es más maduro: nosotros o los jóvenes peleones?

-        Pues nosotros, claro – responden.

-        Pues esa misma madurez es la que tenemos que adquirir ante cualquier insulto. Proceda de quien proceda: hermanos, compañeros de trabajo, amigos… porque cualquier maltrato procede de la locura y como tal hay que tratarlo.

Y es que el tema de los insultos, de los maltratos verbales, del respeto… no lo llevamos nada bien y hay mucha confusión al respecto, incluso por parte de muchos psicólogos. ¿Cuántas veces no nos ha amargado el día, el insulto de alguna persona? Hay que evitar que eso nos afecte tanto.

Ahora mismo puedo recordar algunos de mis propios episodios de malestar por haber sido insultado: en una cena donde un bocazas me ofendió con alguna tontería; alguien que se pasa de la raya en las reuniones familiares; un compañero de trabajo especialmente desagradable, etc.

Y también me doy cuenta de que, en todas y cada una de esas ocasiones, me podía haber ahorrado el cabreo.

Las estrategias mentales para conseguirlo son:

-        Comprender la locura del otro.
Imagen original de La Vida Lúcida.
  -        Construirse una autoestima muy sólida.
-        Crear canales de comunicación sencillos y fluidos para influir en los demás.
-        Y, a veces, aprender a apartarse del loco con racionalidad.
 (Santandreu, 2014)

A esto precisamente se refiere el psicólogo cuando dice que hay que perdonar a las personas que nos intentan ofender. Cuando Rafael, de manera muy provocadora, dice en su intervención televisiva que incluso a Hitler hay que perdonarle. Se refiere a esto, a que todo lo que aquel monstruo hizo, fue fruto de su locura. Y por lo tanto no podemos juzgarlo desde la racionalidad de una mente sana como la nuestra. Si no como lo que es, un simple loco. Que sí, que hizo mucho daño porque otras muchas personas se dejaron influenciar y se contagiaron de su locura. Protagonizando así, uno de los capítulos más oscuros y deleznables de la historia humana.

El perdón pues, tal y como lo presenta Rafael, es un mecanismo mental de defensa ante los ataques externos. Que si bien no debemos olvidar y , obviamente, debemos aprender de ellos. Tenemos que “perdonar” para que no nos afecte emocionalmente. Para que no nos convirtamos en otro loco. En palabras llanas, para no ponernos a su altura.


¡Mal Wismichu, mal! Si no sabes, no hables sobre temas serios. Si tu canal es de humor, dedícate a ello, pero, por favor, no hables de lo que no sabes. Más que nada porque haces el ridículo pero sobre todo porque tienes un montón de seguidores, su mayoría adolescentes influenciables, que van a creer a pies juntillas todo lo que digas. Y lo van a hacer simplemente porque eres su ídolo. Así que lo quieras o no tienes una responsabilidad social educativa. (Fíjate, exactamente igual que Hitler) Por lo tanto, si vas a hablar sobre temas serios primero infórmate un poco. O mejor, dedícate a tu humor y deja los temas serios para los que sí saben del tema. 

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