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Blog elaborado por Olga Donaire
Pedagoga y psicopedagoga

lunes, 10 de octubre de 2016

La Teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner


Según Gardner los seres humanos tienen inteligencias particulares en virtud de los contenidos de información que existen en el mundo: información numérica, información espacial, información acerca de otras personas. (Gardner, 1993, pág. 11) Por tanto, la creencia tradicional de que ciertas capacidades humanas sean consideradas inteligencia mientras otras no, en la que se basa el sistema educativo occidental, no tiene en cuenta el desarrollo de algunas capacidades humanas que son difíciles de evaluar. Por ejemplo, en una prueba de inteligencia se puede predecir la capacidad personal para manejar cuestiones escolares, aunque poco predice acerca del éxito en la vida futura. (Gardner, 1993, pág. 20) Por lo que es razonable pensar que el sistema educativo, únicamente se ha preocupado en desarrollar aquellas áreas fácilmente evaluables mediante pruebas cuantitativas. Nuestro autor cree que debido a que los psicólogos y los biólogos habitan en distintos ámbitos, la tarea de ordenar la biología para explicar la inteligencia humana apenas ha empezado. (Gardner, 1993, pág. 39) En las últimas décadas, se han realizado muchos avances en el conocimiento del cerebro humano y de qué partes están implicadas en el desarrollo de las capacidades intelectuales.


Pizza de las Inteligencias Múltiples (Armstrong, 2012, pág. 73)
Un proyecto educativo que tenga en cuenta la teoría de las Inteligencias Múltiples debe hacer posible una identificación del perfil intelectual a una edad temprana, para poder hacer uso de esta información y ofrecer las condiciones necesarias para su educación. Debe ser flexible atendiendo a los puntos críticos en los cuales las intervenciones educativas pueden ser más efectivas, para que puedan ser oportunas al momento adecuado, y lograr el pleno potencial intelectual del alumnado. Además se debe tener consciencia de que aquellas personas que tengan dañada una parte determinada del cerebro, probablemente pueden tener problemas en algunas áreas, pero no en todas. La información acerca de qué capacidades si pueden desarrollar los individuos afectados, es determinante a la hora de poder establecer retos asumibles que fomenten el desarrollo de sus habilidades intelectuales.

Desde finales del Siglo XX y a comienzos del presente siglo, se está produciendo una revolución paradigmática a cerca del concepto de inteligencia. Gardner atribuye este cambio a la influencia de especialistas que no pertenecen a la psicología como los antropólogos, que han denunciado la estrecha visión que tiene Occidente de la inteligencia. (Gardner, 2011, pág. 24) Los neurocientíficos han demostrado que el cerebro es un órgano con partes muy diferenciadas, en el que existen una serie de capacidades específicas, que están vinculadas con una serie de redes neuronales concretas. El propio Gardner revisó su teoría y añadió a las inteligencias que él mismo ya había descrito anteriormente, una nueva, llamada inteligencia naturalista, descrita como aquella facultad de reconocer y clasificar las numerosas especies de flora y fauna del entorno. También incluye la sensibilidad hacia otros fenómenos naturales (formaciones de nubes y montañas) y, en el caso de los individuos criados en un entorno urbano, la capacidad de distinguir formas inanimadas como coches, zapatillas deportivas o cubiertas de discos compactos. (Armstrong, 2012, pág. 13)

Como puede verse en la tabla, las etapas de desarrollo de cada tipo de inteligencia se produce de manera flexible entre los individuos, así es posible que se esté exigiendo demasiado a alumnos que todavía no han alcanzado el momento madurativo o demasiado poco a aquellos que pudieran ser más precoces. También es posible que un individuo haya madurado más un tipo de inteligencia que otro y que por lo tanto, en un área se le exija demasiado y en otra demasiado poco. Así pues, es importante, tener en cuenta las experiencias cristalizadoras y las paralizantes que pueden influir en los niños. Estos momentos son cruciales y se producen generalmente durante la primera infancia, pero también se pueden dar en otras etapas de la vida. Es importante fomentar vivencias cristalizadoras, es decir aquellas que “abren inteligencias” y que facilitan su desarrollo. Por otra parte, se deben evitar al máximo las experiencias paralizantes, ya que perjudican el crecimiento intelectual. Por ejemplo cuando castigamos a un niño o niña a realizar una tarea cotidiana como sacar a pasear al perro, el hecho de que la tarea suponga un castigo, puede desarrollar un sentimiento negativo hacia la actividad del paseo. Esto sería una experiencia paralizante, ya que el paseo con la mascota no debe ser un castigo si no algo agradable. Un modelo educativo basado en las IM abre la puerta a una amplia gama de actividades que pueden ayudarnos a desarrollar inteligencias descuidadas, activar las inteligencias poco desarrolladas o paralizadas y a mejorar el rendimiento en las inteligencias ya desarrolladas. (Armstrong, 2012, pág. 45)

Lo realmente interesante de la aplicación de esta teoría es que permite acercar un contenido concreto desde el máximo de inteligencias posibles. Por ejemplo, para trabajar un contenido concreto en el que predomina una inteligencia determinada, como la suma, en el que la inteligencia lógico-matemática es la predominante. Se puede utilizar además del código numérico, otros códigos pertenecientes a otras inteligencias, como por ejemplo asignar colores a las partes de la suma (inteligencia espacial) y utilizar los dedos para sumar (inteligencia corporal). De esta manera acercamos mediante tres códigos diferentes un contenido específico, para aumentar la posibilidad de que pueda ser comprendido por el alumnado y ayudar a desarrollar la inteligencia matemática a través de otras inteligencias que puedan estar más asumidas por los sujetos. 

Se ha elaborado una tabla con el objetivo de exponer de forma general, breve y comprensible las etapas de maduración de cada tipo de inteligencia, las partes cerebrales que intervienen y sus símbolos o códigos en base a la teoría de Gardner, para que los profesionales de la educación puedan diseñar sus propias actividades, en base a la teoría de las IM. Gracias a este cuadro podemos diseñar actividades adecuadas a los momentos de maduración del niño y también tener en cuenta si hemos introducido realmente en la actividad, elementos que trabajen distintas inteligencias; es decir, si hemos utilizado diferentes sistemas de símbolos pertenecientes a diferentes tipos de inteligencia; pues ahí radica la clave de la aplicación didáctica de esta teoría educativa.


Tabla-Resumen de la teoría de las IM [1]









[1] Tabla de elaboración propia en base a (Gardner, 1993) y (Armstrong, 2012)

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